Villa Ocampo, la casa museo ubicada en la localidad de Beccar, perteneciente al partido de San Isidro. Fue construida en 1891 como residencia de verano para la familia de Victoria Ocampo, escritora, intelectual y una de las mujeres más notables de la cultura argentina.

Desde 1941 hasta 1979, fue la vivienda permanente de la escritora y fue visitada por grandes personalidades internacionales como Borges, Bioy Casares, Albert Camus, Octavio Paz, Saint-Exupéry, Pablo Neruda y María Elena Walsh, entre otros escritores e intelectuales argentinos.
Así es Villa Ocampo, una casa museo de película
La casa cuenta de tres plantas y una hermosa galería de que mira al río. Tiene detalles que resultan muy avanzados para la época como sistema de caldera para la calefacción y hasta un ascensor. Además tiene muebles y obras de arte modernas de su casa de Palermo Chico y mobiliario típico del Tigre.
La escritora encontró en este sitio la manera de ayudar a los grandes pensadores de su época utilizando su red de relaciones y facilitando la creación de nuevos aportes a la cultura. En ese sentido, convirtió Villa Ocampo en una usina de pensadores, donde los alojaba durante largo tiempo y hacía de ese encuentro un intercambio de ideas.
Victoria continuó viviendo allí hasta su muerte en 1979. Desde ese entonces, la UNESCO se hizo cargo y actualmente puede ser recorrida por los interesados a través de visitas guiadas al sitio histórico y diversas actividades como diálogos, debates y exposiciones.

Cómo visitar Villa Ocampo
Villa Ocampo se puede visitar los viernes de 12:30 a 18:00 horas, y los sábados, domingos y feriados de 10:00 a 19:00 horas. Hay diversas maneras de poder recorrer la casa museo:
- Visitas guiadas (Cupos limitados): Viernes 14:00 y 16:00 horas. | Sábados, domingos y feriados 12:00, 14:00, 16:00 y 18:00 horas.
- Vista al Jardín: Sábados y domingos 10:00 horas (recorrido una hora que no incluye el interior de la casa).
- Victoria Ocampo y el feminismo: sábados y domingos 17:00 horas (charla y recorrido por la casa, duración total una hora y treinta minutos).
- Recorrido libre sin visita guiada (también es necesario adquirir ingreso): Sábados, domingos y feriados de 10:00 a 12:00 horas y de 15:00 a 18:00 horas.
Para ingresar a Villa Ocampo es necesario adquirir el ingreso online, en este link. Quienes visiten Villa Ocampo pueden también descansar en Villa Ocampo Bistró y disfrutar de un buen momento con una vista excelente desde la galería. Las reservas se pueden hacer al mail: bistrovillaocampo@gmail.com.
NO VAYAN A ESTE LUGAR. Reservamos con muchos dias de anticipación para celebrar el Día de la Madre, imaginando una experiencia agradable. Al llegar, nos sorprendieron intentándonos ubicar en una mesa que nada tenía que ver con la solicitada. Solo tras insistir, accedieron a cambiarnos. No pasaron diez minutos antes de que la nueva mesa literalmente se rompiera. Fue un buen presagio de lo que vendría después.
La comida llegó sistemáticamente fría, independientemente del plato. Pedidos básicos como sal, pan o elementos de mesa fueron ignorados una y otra vez, al punto de tener que levantarme personalmente a buscarlos. Para un lugar que aspira a un cierto estándar, resulta curioso que la autogestión del cliente parezca parte del servicio.
Lo más preocupante fue el trato recibido por quien dijo ser la dueña, de nombre Jimena, que lejos de ofrecer soluciones, optó por una actitud soberbia y burlona. Ante nuestros reclamos, no solo evitó asumir responsabilidad, sino que se dedicó a culpar públicamente a su propio equipo (mencionando a Antonella y si no me equivoco su nombre a Diego) por lo sucedido, como si el desorden generalizado fuese una sorpresa para ella y no resultado de su mala gestión.
En un contexto tan especial como el Día de la Madre, ante el reclamo, busco hacer callar a mi madre y a mí con un tono despectivo. Ese fue el punto de quiebre que nos llevó a levantarnos y retirarnos, dejando pagado lo que no llegamos a consumir. Resulta irónico que la experiencia más memorable del lugar haya sido el nivel de maltrato recibido.
No recomiendo este restaurante para quienes valoran el respeto, la responsabilidad o, mínimamente, el buen trato. La hospitalidad no se declama: se ejerce. Y aquí, lamentablemente, brilló por su ausencia